Los trabajadores de Limasa sacan músculo a cuatro días de la huelga

Cerca de 1.500 operarios y familiares recorren el centro en protesta por los recortes propuestos por la empresa Críticas e insultos contra el alcalde, al que acusan de mentir a los ciudadanos

Cabecera de la manifestación celebrada ayer por los trabajadores de Limasa.
Cabecera de la manifestación celebrada ayer por los trabajadores de Limasa.
Sebastián Sánchez Málaga

16 de diciembre 2013 - 01:00

Los trabajadores de Limasa sacan músculo cuando faltan cuatro días para la huelga. Alrededor de 1.500 personas (650 según la Policía Local), entre operarios y familiares de la empresa mixta, se manifestaron ayer por la mañana por las calles del centro de la capital, mostrando el amplio respaldo que, a priori, tiene el comité de empresa en su amenaza de paro indefinido. La marcha supuso un espaldarazo a las posiciones de los representantes sindicales, que en la madrugada de ayer volvieron a rechazar las propuestas de los socios de Limasa, el Ayuntamiento y la parte privada, para rebajar los salarios y lograr un ahorro próximo a los 7 millones en las cuentas de 2014.

Al grito de 'Limasa, unida, jamás será vencida' y ataques directos al alcalde, Francisco de la Torre, contra el que lanzaron insultos y pidieron su dimisión, la caminata, iniciada y terminada en la Plaza de la Merced, se convirtió por momentos en una fiesta. En plena calle Larios, los manifestantes bailaron durante minutos al ritmo de los sones de Paquito Chocolatero, y entonaron cánticos de protesta contra el equipo de gobierno del PP y contra los socios privados. Incluso, tras hacer llamamientos a la huelga, reclamaron al regidor del PP que eche a los privados y no a los trabajadores.

La marcha tuvo lugar apenas ocho horas después de que culminase sin acuerdo una nueva reunión maratoniana convocada por De la Torre en la noche y la madrugada de ayer. En el encuentro volvieron a quedar de manifiesto las posiciones distantes que plantilla y empresa mantienen en la búsqueda de un acuerdo que posibilite recortar el coste del servicio.

A ello se refirió en los minutos previos al inicio de la movilización el presidente del comité, Manuel Belmonte. "Lo que están haciendo es chantajearnos con un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal)", denunció, al tiempo que pidió a los vecinos de la capital que entiendan la reclamación que hace el colectivo. "Es mentira eso de que ganamos 3.000 euros al mes; somos gente normal, con sueldos de 1.200-1.300 euros", explicó. Mensaje que fue explicitado con cánticos como "Somos trabajadores no privilegiados".

Los testimonios de varios empleados de la sociedad mixta, en la que el Consistorio esta representada con un 49%, consultados por este periódico no dejaban lugar a la duda sobre el apoyo al comité. "Nos quieren quitar de un plumazo todo por lo que hemos estado luchando durante una pila de años", comentaba un trabajador que prefería guardar el anonimato. "Ya está bien de los recortes; le diría al señor alcalde y al señor concejal si aceptarían pasar a cobrar 800 o 900 euros si hubiese un ERE en el Ayuntamiento, que se dejen ya de engañar y echarnos al pueblo de Málaga", apostilló este trabajador.

En la misma línea, un compañero de tarea acusaba a la empresa de "tener engañada a la ciudadanía de Málaga". "Han mostrado nóminas de trabajadores que, según dicen, ganan 3.000 euros. Me gustaría saber quién cobra eso. Llevo en la empresa desde el año 1985 y no llego a lo que dicen ellos, a la mitad. Ya está bien, porque el año pasado y el anterior perdimos dinero, ¿y este año nos va a tocar también a nosotros? Que nos dejen respirar, porque hay criaturas que no pueden pagar la hipoteca, que tienen que estar pidiendo comida en muchos sitios y que nos dejen tranquilos, lo que queremos es simplemente trabajar", explicaba.

La marcha se convirtió en un elemento mas de atracción para los cientos de visitantes que acudieron al corazón urbano. Algunos, con gesto de sorpresa al toparse con la protesta laboral. Una pareja vecina de Alhaurín de la Torre escenificaba la situación. "Veníamos a ver pastorales y nos encontramos con esto", ironizaban.

Frente al convencimiento de la plantilla, que cree justa su reivindicación, la opinión de los vecinos, que de no variar sustancialmente el rumbo de las negociaciones, empezarán a sufrir desde el próximo día 20 las consecuencias de la huelga de basura. "Me parece bien que defiendan sus derechos", comentaba un vecino de la capital, que cambió la dirección de su discurso cuando se le preguntó directamente por la posibilidad de huelga. "Eso no lo veo tan bien, porque hay mucha gente en el paro y ellos tienen privilegios que otros no tienen", dijo.

La frase ha sido acuñada en los últimos meses por el regidor malagueño, que se agarra a esta situación para defender la necesidad de ajustes económicos. "Ahora tienen la paga más grande que hay, ¿qué quieren mas?", comentaba una señora mientras paseaba por la calle Alcazabilla. Otra pareja, a escasos metros de la cabecera situada en la calle Larios, defendía el derecho a la protesta, pero admitía sus dudas en lo que al paro se refiere. Incluso, recordó que en otras empresas, como la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), ha habido rebaja de sueldos.

Belmonte, al cierre de la marcha, mostró la disposición del comité a negociar hasta el último momento para alcanzar un acuerdo, pero no dio paso atrás alguno en las posiciones defendidas hasta el momento. "Hemos demostrado a los ciudadanos que somos gente normal, con nuestras necesidades, con nuestras responsabilidades, pero no es culpa nuestra", espetó ante los participantes, al tiempo que subrayó la unidad de los sindicatos en el actual escenario de conflicto.

A las 13:30, casi dos horas después de que se iniciase la movilización, la protesta culminó en la Plaza de la Merced. Lo hizo a cinco días de la fecha límite para que la sombra de una nueva huelga en Limasa se convierta en realidad.

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